“Terapia Intensiva fue mi primer disco a solas con él. Era un proyecto que inicialmente no tenía mucho presupuesto, entonces no alcanzaba para pagarle a Amilcar, que cobraba mucho mas que yo. Charly tenía muy pocas compuestas de antemano y experimentó en el estudio. Ese mismo año, Miguel Krochik trajo a la Argentina uno de los primeros samplers, el Emulator I. El primero se lo había comprado Mariano Mores, apenas salió al mercado. Krochik me llamó desde Nueva York para decirme: “¡Mario, acabo de comprar una orquesta en una lata!”. Cuando nos mostró lo que podía hacer, todo el mundo quería grabar con ese aparato maravilloso. Era como un teclado del tamaño de una mesa ratona rectangular y los sonidos se cargaban con diskettes de 5 1/4. En mayo hicimos Terapia Intensiva de Charly con ese sampler, en Panda. Ese disco fue el puntapié inicial de cinco meses intensivos de trabajo, grabando y produciendo en conjunto: la producción de Lluvia de Gallinas (1984) de Sueter, Celeste y la Generación (1985) de Celeste Carballo, Tango (1986) - que Charly grabó con Pedro Aznar - y Detectives (1985) de Fabiana cantilo. Ya éramos una dupla productiva: “Colmillo y Tobillo Productions”. Todo el mundo preguntaba quién era Colmillo y quién Tobillo, y nosotros decíamos: “va cambiando, a veces yo me levanto mas Colmillo que Tobillo, y así”. Y no se explicaba mas al respecto.
Trabajar cerca de Charly me permitió darme cuenta de que muchas ideas que yo tenía estaban buenas. Como me pedía que me involucrara mas en el proceso creativo, empecé a hacerlo desde el punto de vista de la producción. Su frase era “Tirame onda”, para que no me quedara solo apretando botones y perillas. Yo proponía y él disponía. Hacía las maquetas de sus temas en ingles. La letra definitiva en español se ponía cuando estaba toda la música compuesta y el disco terminado. Un día, en su casa, le pregunté: “¿porqué en inglés?”. Hacete una letra, yo voy a tocar y vos tratá de cantar, fue su respuesta. “Primero hacelo en inglés y después en castellano”. Charly empezó a cantar a tocar y se me cayeron veinte letras, al mismo tiempo, como si tuviera tres bocas. Cuando terminé me propuso: “Ok, ahora hacelo en castellano”. Y no me salía nada, porque cualquier cosa que estuviera por decir, me daba vergüenza. “Viste, Mario?”.Por eso es mas fácil componer en ingles”, me dijo.
Fue un gran aprendizaje en mi carrera. García es mi gran maestro, sobre todo de producción, de los procesos dentro del estudio. Mas allá de nuestra relación profesional, ya lo admiraba como compositor desde Sui Generis. Me acuerdo especialmente de un día en Nueva York; esperábamos para cruzar la calle, entonces miré al costado y él estaba ahí. “Estoy en Nueva York con Charly”, pensé, mas allá de la obviedad. Me pregunté que significaba eso para mí y no lo pude cuantificar, porque durante muchos años había fantaseado con estar aunque sea una hora es un estudio de grabación con él; de ese sueño a estar paseando por Manhattan o proponerle cómo lograr un efecto, era un cambio muy grande. Mis sueños de adolescente y postadolescente habían sido brutalmente superados. “
Mario Breuer
“Rec & Roll. Una vida grabando el rock nacional”. Mario Breuer. Aguilar. 2017
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