viernes, 25 de agosto de 2017

Kurosawa

“La producción fotográfica para la tapa del libro llevó una larguísima sesión dirigida por Alejandro Kuropatwa en su casa de la Avenida de Mayo. La tensión que reinaba en el aire desde el momento mismo en que llegó García tuvo su climax cuando Charly , que venia de un maratón de noches sin dormir, explotó de cólera al ver la indumentaria reservada para él, un saco negro no muy diferente de los que usaban Cerati y Paez.
Charly había acordado con las autoras, en un gesto caprichoso y genial, que vestiría igual que Fabi Cantilo, tal su condición sine qua non para participar de la sesión. Así, en un solo movimiento logró ocupar una posición de privilegio en la trama de las relaciones entre los cuatro. Vestuarista entrenada, Sonia Lifchitz sacó de su enorme bolso una camisa turquesa y negra estampada en leopardo, que hacia un juego especular con la indumentaria de Cantilo. Charly aplacó su ira con el hallazgo de unas medias negras de seda, escondidas entre las sabanas de Kuropatwa (¿acaso no se las puso de inmediato para terminar con una botella de whisky?)
Esa tarde, que pronto se convirtió en noche nadie sabia en que diablos iría a terminar la sesión de fotos. Gustavo Cerati, Fito Paez y Fabiana Cantilo, de vasta experiencia en grados de conciencia o inconsciencias similares, guardaron una amabilisíma discreción durante las horas transcurridas en el estudio Kuropatwa.
Al día siguiente, Charly fue internado. Un tiempo después, no mas salir de la clínica, le regaló a su analista un ejemplar de Corazones en llamas recién impreso: “Acá tenés la historia de mi vida”.
Laura Ramos
“Corazones en llamas.Historias del rock argentino en los 80”. Laura Ramos / Cynthia Lejbowicz. Edit. Aguilar

sábado, 19 de agosto de 2017

Tocaba el piano como un animal

En la casa se llevaba bien con los hermanos, con el que tenia una relación un poco mas directa y de jorobón era con Enrique, al cual llamábamos “Carulo” pese a que él odiaba que lo llamáramos de esa manera, lo jorobábamos a propósito. Era el que le seguía en edad. La habitación era muy chica, una cama que tenia otra abajo y se sacaba porque yo varias veces me quedaba a dormir ahí. Yo vivía en Caballito. Y en el mismo cuarto, Charly tenia un piano vertical contra la pared. Vivía en el noveno piso.
- Y ya llamaba la atención como tocaba en ese momento?
- Sí, sí. No había nadie en el colegio que tocara así. De hecho en esa época no había compañeros del colegio que quisieran formar una banda de rock, no es como ahora. Lo mas común en fines de primaria y principios de secundaria a lo sumo era un grupito de folklore. Tango, olvidate porque era como cosa de viejo. De folklore era algo mas normal, de rock era chino. Yo venia tocando ya desde la primaria, cuando conocimos a los Beatles, pasamos del folklore a formar una bandita de rock, sin nombre. Después se convirtió en The Century Indignation en la secundaria, con Piegari. Era una mezcla con Piegari y otros mas que eran compañeros. como Hugo Milione. Y no me acuerdo el nombre de los otros. Yo era el mas pegado a Carlos Piegari, porque veníamos de la primaria.
- Piegari termina componiendo un tema de Sui Generis, no?
- “Natalio Ruiz” es del él, directamente”.
Nito Mestre
“100 veces Charly”. Jose Belas / Fernando Garcia. Ediciones B

martes, 15 de agosto de 2017

Mala Señal


“En Mar del Plata se enteran de que su productor (Charly) destroza todos los carteles de Los Abuelos de la Nada que encuentra a su paso. La actitud de Charly no los toma por sorpresa. Hace tiempo que Charly se la pasa criticándolos con malicia; incluso Bazterrica, que no entiende cuales son sus fundamentos, quiere limar asperezas y le pregunta: “decime la verdad, que te parecen Los Abuelos de la Nada?”, y su respuesta no es la misma que en las noches del Club Palta: “Los Abuelos de la Nada me parecen una fantochada”. “Cuando me decía esto - dice Bazterrica - pensaba, seguramente Los Abuelos deben matar, porque en el momento en que le hice esa pregunta comenzábamos a hacerle mucha sombra y él es un tipo envidioso”.

La noche que Los Abuelos terminan su segunda función en el Teatro Tronador, van a comer al Torreón del Monje, donde los espera Daniel Grinbank con una mesa reservada para ellos y otra para periodistas. Sentado a la derecha de su manager esta Charly y , aunque todos prefieren hacer la vista gorda y olvidar las asperezas, el choque de miradas entre Abuelo y García no pasa desapercibido. Charly parece incómodo, se levanta de la mesa, camina hasta el baño y al volver arremete contra los periodistas y los echa a la calle. Miguel, que no tolera sus manejos, le grita enfurecido: “loco, vos no sos quien para echar a nadie, ellos vinieron a verme a mí, vos no necesitaras prensa pero yo si, así que se quedan”. Luego, camina hacia los fotógrafos para pedirles que vuelvan a sentarse. “Pueden sacar todas las fotos que quieran, si él no quiere que se vaya”, les dice Abuelo. Pero esto no termina ahí.

La delegación de DG Producciones sale en sus combis desde el Torreon del Monje con rumbo a la disco Sobremonte para continuar la noche. En el boliche los tratan como reyes, con canilla libre y un excelente reservado lleno de chicas. Charly anda cerca, Miguel lo evita compartiendo una charla en la barra del Vip con su amigo Eduardo Arasil, dueño del complejo bailable, quien recuerda que “Charly vino con soberbia, se paró junto a la barra, ante la mirada desconcertada de Miguel, le arrebató la copa de champagne y comenzó a beber. Bastó para que el petiso lo observara de arriba a abajo y le pregunte “Que haces? Yo te invité?”, para que Charly arrojara la copa contra el piso. Miguel no lo toleró apeló al negrito peleador que siempre llevaba adentro, y le puso una cachetada que sonó en todo el boliche. Charly cayó para atrás agarrándose la cara y se armó un lío bárbaro. Miguel le quería seguir bailando en la cabeza.”

“No vuelvas a hacerlo”, dice Miguel echando chispas por los ojos. “No vuelvas a hacerlo porque te mato”.

Esa misma noche el líder de Los Abuelos habla con Bazterrica para expresarle su arrepentimiento, porque sabe que mas allá de las diferencias sus compañeros lo aprecian mucho a Charly y le tienen un profundo respeto. “Perdoname Vasco, yo sé que es tu amigo, y que estuve mal, pero explicale Vasco, explicale!”, se disculpa Miguel.

“Miguel Abuelo. El paladin de la libertad”. Juanjo Carmona. Edit. Conexión Tierra

jueves, 10 de agosto de 2017

Zoca Cola

Luego de divorciarse de Maria Rosa Yorio, quien terminó formalizando una relación con su amigo Nito Mestre, Charly García tuvo algunas relaciones breves y poco relevantes hasta que se cruzó casi por casualidad con una brasileña que lo deslumbró y que quedaría en la historia del rock nacional como una de sus musas mas importantes. Maria Zoca Pederneidas tenía 17 años cuando pisó por primera vez Buenos aires junto al ballet Maria Maria que dirigía Oscar Araiz. Después del estreno en un teatro porteño, Renata Schussheim llevó a los camarines a su amigo García, a quien le había rogado que la acompañara a la función, para que saludara a la compañía.
Cuando el ex Seru Giran vio a Zoca, el flechazo fue inmediato. Con inteligencia convenció a Schussheim para que organizara una cena de bienvenida en ese mismo momento y, ni bien todos terminaron sus platos en un pequeño restaurante, García sacó a relucir su costado de anfitrión , llevó a todos los comensales a su casa y allí tocó el piano y los divirtió hasta que salió el sol.
A partir de ese momento el músico no se perdió ninguna función del ballet y comenzó a mandarle flores a su camarín. Y aunque era diez años mayor que ella , todos a su alrededor comentaban que nunca lo habían visto tan enamorado. Una gripe le jugó una mala pasada y lo dejó en cama, pero el amor entre ellos había nacido y Zoca se dedicó a atenderlo durante largos días , algo que presagiaría como seria la extensa relación entre ambos.
“Hay un tema de Neil Young que dice: Every man needs a maid. Todo hombre necesita una mujer que lo cuide. Y eso es real, mas allá de cualquier de cualquier parámetro de igualdad que vos quieras poner, todo hombre necesita una mujer que lo cuide. Y toda mujer necesita un hombre que la cuide. De eso se trata una pareja. Pero en el caso de Charly eso es un poco mas pronunciado. Porque Charly es el que demanda y vos decís: Este tipo esta en condiciones de cuidarme a mi? . Zoca fue, en muchos casos, su mujer y su enfermera”, explicó el periodista Sergio Marchi.
A los pocos días de conocerse, Maria Maria debía continuar con su gira por América Latina y Zoca partió con sus compañeros. Pero la separación entre ambos no duraría mucho, porque García decidió dejar todo y viajar a Belo Horizonte para estar junto a ella. . Instalado allí, luego de convencer a los Pederneidas de que era el novio ideal para su hija, convocó a David Lebon y en Buzios formaron Serú Girán. El logo del grupo, de hecho, es Zoca vestida de ángel, el mismo disfraz que ella tenia cuando Schussheim los presentó finalizada aquella función del debut.
Diez años mas tarde, cuando ese gran amor estaba terminando, aparece Buscando un símbolo de paz, un tema grabado en Rio de Janeiro y que fue editado en Parte de la Religión. En ese álbum García tocó todos los instrumentos, a excepción de Rap de las hormigas, en el que aparecen Os Paralamas do Sucesso y Buscando...en el que está la guitarra de David Lebon. “El protagonista del tema no es un pibe, sino una chica punk que está aburrida de vestirse siempre de negro, de que sus amigos estén deprimidos y de ir a bailar desde hace tres años al mismo lugar”, explicó. Esa chica que revisa entre las pertenencias de sus padres es Zoca.
“Quien es la chica”. Agustina Larrea / Tomas Balmaceda. Reservoir Books

viernes, 4 de agosto de 2017

Y un millon de manos que me aplauden...

“El mejor recital de Charly Garcia en años - comienza diciendo Fernando Garcia en Clarin - sucedió el sábado en el teatro Coliseo durante una secuencia mágica en la que el rocker de los guesos veía caer desde sus seis teclados los años que estaba festejando. Fue una ráfaga vital de música que empezó con Fernando Samalea y una sobria adaptación al bandoneón de “No soy un extraño” y termino con lo que Garcia - un esplendido Garcia - la noche del sábado había anunciado como un momento heavy (pesado). Si cualquiera de los que llenaron el teatro Coliseo hubiera cerrado los ojos para el “momento heavy” habría escuchado la voz circa 1977 de Charly Garcia cantando “El karma de vivir al sur”. No era Charly, entonces, el que cantaba la canción como Charly la hubiera cantado sino que ahí estaba su hijo Miguel provocando un efecto doscientos por ciento piel de ave. Charly y Miguel se regalaron ese momento increíble en el que espalda contra espalda parecían ir y venir en el tiempo. Y así, Garcia y su familia (genética y artística) lograron darle una forma misteriosa a la celebración. Antes, mientras se podía ver a Miguel esperando entre bambalinas como cualquier hijo de artista, los años ochenta habían cruzado como una flecha el escenario cuando con Samalea y Fabian Von Quitiero acompañaron a León Gieco en “Los Salieris de Charly”. Los cincuenta de Charly empezaron hoy mismo, es lo que le estaba diciendo a su público. La llama esa del saco y las antorchas las mantiene encendidas ahora mismo. Cuando improvisa con suerte una segunda guitarra para Gieco en “La colina de la vida”, cuando sube su larga osamenta a su limousine blanca que lo espera en la puerta. Cuando vive, bah.”
Fernando Garcia
“Leon Gieco. Crónica de un sueño”. Oscar Finkelstein / Leon Gieco. Edit. Planeta.

Algún día vas a ver al cretino gritar