domingo, 23 de diciembre de 2018

Se ha abierto un piano bar

“...era el bar para ir cuando querías rock (CBGB). Fueron muchas las veces que fuimos con Charly, pero la que mas recuerdo es cuando estábamos mezclando Como conseguir chicas. Una de las noches libres de estudio al CBGB después de comer en un restaurante mexicano del Village que a García le encantaba. Esa noche en el CBGB había una banda medio punk grunge desconocida que no paraba de hacer ruido. Yo estaba muy cansado de estar todas las noches despierto en el estudio y casi no dormir durante el día para aprovechar a comprar ropa, discos e instrumentos, ademas de conocer lugares para comer. Al rato de llegar me senté en un sillón y en un segundo sentí un tsunami de sueño. Dormirse en el CBGB sin haber tomado nada (ni whisky, ni vodka, ni bourbon, ni siquiera cerveza) es un papelón difícil de superar en mi historia musical.
Pero no todo era rock en Nueva York. Una vuelta acompañé a a Charly a un banco. Quedaba en la Quinta Avenida, donde a García lo reconocían los argentos y latinos. Era común que lo pararan en la calle para pedirle fotos y autógrafos. Llegamos al banco y fuimos para el ascensor. Cuando se abrió la puerta fue muy grande la sorpresa: adentro estaba nada menos que el gigante Astor Piazzolla. No bajó, siguió con nosotros unos pisos más. Charly se sorprendió mucho y lo saludó con un “Hola, Astor” que sonaba a muchísimo respeto. Piazzolla le devolvió el saludo con un “Que hacés, pibe?” que definitivamente sonó a tango. Fue un encuentro casual que nunca se dio en el escenario, pero que hubiera sido genial. Sin dudas.
Y hablando de tango y de grandes, otro gran momento fue la noche en que fuimos con Charly y Samalea a escuchar al mas grande cantor de tangos que he visto: el inigualable Roberto Goyeneche. Fue en el recordado local Michelangelo, una noche donde el Polaco de Saavedra cantaba con una mujer que se las traía: era Adriana Varela, una pesada del tango, tremenda voz y gran amiga. Después del show pasamos al camarin y pudimos saludar y conocer al maestro, y comprobar de cerca su grandeza y humildad. Un gran recuerdo para nuestros oídos.
“I´m Zorry” Fabian Von Quintiero. Edit. Planeta

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Algún día vas a ver al cretino gritar