“Una de esas noches llegó Gustavo Bazterrica de visita, justo en el momento en que la banda discutía con García el horario de ensayo del día siguiente. Él estaba de mal humor porque los chicos querían hacer un intervalo para ver el partido de la selección. García gusta del fútbol, pero no posee la paciencia como para ver un partido. Incluso, lo juega bastante bien, aunque se canse rápido. El asunto es que contestaba a cada pregunta, ya hastiado, con un sonido diferente del teclado.
Bazterrica fue la excusa para terminar con la discusión e iniciar una zapada de la que participaron Bruja con la armónica y Samalea. García tocaba piano, hacía los bajos con otro teclado, fumaba, bebía y cantaba al mismo tiempo. Se le ocurrió un riff que fue inmediatamente seguido por Bazterrica en la guitarra. Me pidió que grabara con el notero lo que iba saliendo. Finalmente, Charly puso acordes, secuencias, puentes, y generó un tema llamado “Shame” o “Shake”, con ritmo de rock y un toque funk a lo Prince. Mi pequeño grabador fue desbordado por el volumen. Hicieron una versión, y después otra, completamente diferente, como si fuera un remix.
Todos nos fuimos a la oficina de adelante para chequear los resultados con un equipo más decente. Pero Charly regresó a la sala y volvió con una guitarra y un equipo. Nos pidió a Samalea y a mí que tocáramos la percusión con dos ceniceros de pie. Logramos un sonido espantoso golpeando en la chapa y pateando el piso de madera como si fuera el bombo de una batería. García fue inventando la canción al tiempo que la grababa;fue como una especie de raga-rock que armó con letra improvisada en inglés. Por una de esas felices coincidencias que sólo suceden cuando Charly está presente, esa grabación humilde y casera terminó sonando como si fuera un demo grabado en estudio.
En media hora, Charly había dejado sentadas las bases de dos canciones nuevas. Cualquiera de ellas hubiera tenido destino de hit de haber sido conservada. El caos y el desorden deben haber dado cuenta de ellas. Con lo que García descarta, hay grupos que saldrían de pobres.”
“No digas nada. Una vida de Charly García”. Sergio Marchi. Edit. Sudamericana. 1997
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