viernes, 22 de noviembre de 2019

Podes pasear en limousine

¿Cuál sería tu definición de una estrella de rock?
Te puedo decir cosas que tiene que tener una estrella de rock. Es como una estrella de cualquier otra cosa; alguien que por su personalidad cautiva, o encandila si hablamos de estrellas, a las masas. Aunque no necesita de un público gigantesco; puede ser una estrella de culto. Tiene que ser como inalcanzable, vivir rodeado de algún tipo de misterio. Una estrella de rock tiene que haber pasado por todas, y generalmente eso es lo que sucede. Y morirse rápido o envejecer con gracia.
¿Qué es lo que diferencia a una estrella de rock de una de otro tipo?
Que la estrella de rock puede mear en el pasillo de un avión, clavar la mueblería de una habitación de hotel en el techo, romper diez televisores. Es como que le pagaran por hacer eso. Acá no tanto, pero la estrella de rock representa a todos los rockeros que están ahí abajo y que supuestamente están podridos de la sociedad, no tienen oportunidades, etc., y éste es uno de ellos que la pegó ahí arriba. Entonces, a la estrella de rock también se la siente como un Maradona de la música. Una estrella de cine, en cambio, es sólo una en el cine, en la pantalla. Una estrella de rock es un quilombo todo el tiempo. Generalmente no está haciendo un personaje, sino que se la cree. ¿Yo soy una estrella de rock? Sí, soy, de acá, pero soy.
¿Por qué a las estrellas de rock le pasan toda clase de cosas dramáticas que pueden ser vistas como tragedia o como comedia?
Y… por la libertad, entre comillas pero libertad al fin, que te da el rock and roll. De por sí, ya se supone que sos un quilombero. Una estrella de rock tiene poder en la gente. Y hay algunos que, como yo, quieren ver hasta dónde da el chiste. Entonces estamos empujando un globo en el que estamos adentro, como si empujáramos la pared de látex para ver hasta donde da. Y cuando da un poco más de lo que se supone, es terreno adquirido.
¿Y cuándo explota el globo?
Te la tenés que bancar. Yo he ido en cana infinidad de veces, pero es parte del asunto. Cuando caigo preso o algo similar, yo soy plenamente consciente de que puede pasar eso. De alguna manera estoy tratando de que consideren que no puede pasar eso, pero bueno… (risas). Porque sos alguien popular, especial para la gente. El asunto es entrar a la pizzería, como dice Sandro. Cuando entrás a una y tienen tu retrato ahí, es que llegaste, men. Ser una estrella es una combinación de glamour y un montón de otras cosas, pero el elemento pueblo tiene que estar.
¿Y el elemento decadente?
No tiene por qué. Decadente puede ser una postura. Hay un grupo que se llama Los Auténticos Decadentes, y es una postura casi adolescente o juvenil. Después puede ser uno que pasa de los veintisiete años y empieza a dar lástima. Eso también forma parte del fenómeno. Hay algunas estrellas que no se bancan ciertas cosas; a las que les hace mal el alcohol y esas cosas… Pero decadencia también significa una especie de “arruinación”, empobrecimiento, deslucimiento y también tiene que ver con cierto glamour. Hay una decadencia glamorosa, y la podés ver en Queen, con esas cosas absurdamente teatrales. También en Bowie, en Mick Jagger, y hasta yo mismo tengo algo de decadente.
¿Cómo te afectó a vos la fama?
En mi caso, la fama fue bastante amable conmigo. No se me dio de un día para el otro, fue en aumento constante. Cuando comenzamos a tocar con Sui Generis, había quince que nos seguían. Pero en serio. Después había treinta, y un día tocamos en el Astral en un festival con una serie de grupos. El telón estaba cerrado, yo toqué una nota en el piano, y toda la gente estalló en una ovación. Ahí dije, “Bueno, ya está”; para mí fue una alucinación. Y cuando ya era mucha la gente, yo decidí separar a Sui Generis y juntar a todos en un solo lugar como el Luna Park, y que quede todo eso flotando ahí. Tengo la suerte de que cuanto más grande soy, más fama tengo.
¿La fama no te causa problemas?
Seguro, pero también el anonimato los causaría. Como ya sé lo que es la fama, y convivo con eso desde hace tantos años, si no me reconocieran en la calle sería muy extraño. Pero en verdad, no tengo tantos problemas con la fama. Es inherente a lo que yo hago; si no fuera famoso no vendería discos, y si no vendiera discos no podría tocar. Vos ya sabés cómo pienso sobre los tipos que cuando son famosos reniegan de eso, quieren vivir aislados o tratan mal a la gente. Esos tipos son unos hipócritas. Yo, como público, que también lo soy porque hay millones de artistas a los que admiro, me sentiría defraudado. Yo no quiero que me vean como una basura que sólo deja plata en la boletería. Una estrella no es así. Tiene que tener simpatía. Las estrellas de rock tienen simpatía… por el demonio (risas).
¿Cuáles son los hoteles adecuados para una estrella de rock?
En Buenos Aires no conozco muchos porque vivo acá. Es muy importante el humor del hotel; hay hoteles que son muy lujosos o gigantes tipo Sheraton, Hilton, que no me parecen adecuados porque son completamente impersonales. Son como McDonald’s. Por supuesto que tienen comodidades, pero también tienen contras; siempre hay mucha policía ahí adentro. Uno nunca tiene tiempo para hacerse amigo del telefonista y esas cosas. Y en esos hoteles te pueden pasar cosas raras. En el Sheraton de Nueva York me olvidé de cerrar la canilla de la bañadera, y no se desagotaba porque no tenía rejilla. Yo no me avivé, y en un momento entraron dos tipos onda SWAT. A mí me gustan esos hoteles viejos, de los 50, con tipos que hacen mil años que están en el hotel, gente de la que uno se puede hacer cómplice para pasarla mejor. En muchos hoteles no te dejan subir chicas o visitas, y eso es un embole. Hay hoteles a los que no les gusta que yo esté, y algunos tienen razón porque tengo una fama terrible. A mí me gustan hoteles como el Alvear, eso es lo ideal; la cosa de hormigón, que sea de piedra, con paredes gruesas que no sean de cartón. Y si no un hotel tipo Avenida de Mayo, casi familiar, un poco más que una pensión. Me gustan las habitaciones amplias, las sábanas limpias, un buen café con leche a la mañana, que no será glamoroso pero me gusta. Esa onda me super rinde; cuando comencé con las giras, los hoteles eran así.
¿Te echaron de algún hotel?
¡Puf! De varios. De uno en Madrid no llegaron a echarme, porque todos los destrozos los hicimos en la fiesta de despedida. De otro me echaron una vez que enchufé la guitarra a la radio del hotel y volé todo a la mierda.
¿Qué es lo que hace que una estrella de rock destroce una habitación de hotel?
Que no es de él, y que tiene plata para pagar el destrozo. Es lo único que tiene para romper. Es como un ritual. Con Sui Generis, en un hotel de Mendoza tipo Alvear, meamos adentro de la fuente. Pero en verdad, no sé. ¿Será que el hotel representa el establishment o algo así?
La seguidilla de mujeres que pasan por la habitación de hotel de una estrella es incalculable. ¿No llega un momento en que te hartás de eso?
Sí, ¡cuando te hacés gay! (risas).
¿Existen las groupies en la Argentina?
En algún momento, hubo. Sui Generis tenía una cantidad interesante. Algunas se convirtieron en nuestras mujeres. Pero yo creo que la groupie es esa chica que, además de acostarse con uno, sabe de música. En un momento estaba bueno ser una groupie; cuando apareció el SIDA y las otras pestes, todo se fue al carajo. Pero en la época del amor libre, estaba todo bien; nos encamábamos con las mismas minas y no había problemas. Lo que pasa es que en esa época no éramos malpensados, onda vamos a agarrar a esta mina y la cogemos como si fuera una puta. Había un sentimiento de hermandad y de compartir.
¿Cómo te llevás con la adulación permanente a la que están sometidas las estrellas?
Eso pasa con cualquier tipo famoso, ni siquiera tiene que ver con el rock. Me parece que hasta pasa más con los cantantes comerciales, tipo Julio Iglesias. Yo tomo las cosas como de quien vienen. Generalmente cuando me dicen cosas muy lindas, siento una especie de vergüenza. Chupamedias hay en todos lados. Esos personajes lo hacen porque tienen un interés comercial o quieren sacarte algo. Es muy de los representantes eso. O tipos que quieren hacer una clase de negocio con vos, o usar tu imagen para algo: esos te chupan las medias a morir, y después ni siquiera se acuerdan de vos si la pegan por otro lado. Yo ya tuve que defenderme de ese tipo de gentuza que aparece de la nada. Gente que se mete y termina usando tu tarjeta de crédito, o tipos que a lo mejor están en tu banda y se autodespiden para después hacerte juicio. Tipos a los que les pedís un favor y después te cobran el triple. O un abogado que trata de aislarte para tener control de tu dinero, y resulta que cuando te querés acordar estás internado en una clínica. Hay gente que lamentablemente se ocupa del mal; si uno vive una manera más libre, entre comillas, y no entiende o no quiere saber de cuentas y esas cosas, es más fácil que se piensen que a uno le sobra la plata y la tire por ahí. Entonces te ven como un banco para asaltar. Como las modelos que después se hacen esposas y te sacan hasta el calzoncillo.
¿Por qué les gustan tanto las limusinas a las estrellas de rock?
Porque lo vimos en fotos, lo vimos en películas, porque cuando te quieren convencer de ir a un lugar, te mandan una limusina. Y porque es lindo andar en limusina. Me gusta que adentro sea como una habitación, que podés subir con mucha gente, que podés hacer el amor ahí adentro.
¿Cogiste alguna vez en una limusina?
No, ¡me cogieron a mí! (risas). No, pero alguna cosa parecida. Andaba mucho en limusina en Madrid,como son tan chiquitas las calles, la limusina no podía dar vuelta en la esquina. Acá, en la Argentina o Latinoamérica, ver una limusina es como ver un plato volador.
¿Cómo se puede envejecer con gracia en el rock?
Supongo que seguir siendo amigo de los adolescentes, o ser la estrella de un pibe de diez años, ayuda. Yo creo que parte de mi jovialidad, o de esa cosa que tengo, es que nunca me separé mucho de los fans. Y para una estrella de rock, es primordial ser un fan. Cuando un fan se convierte en estrella, el fan sabe y la lleva bien. Ahora, cuando un agrio se convierte en una estrella, es un agrio que después se pudre.
¿Lo mejor de ser una estrella de rock?
Ser una estrella de rock.
¿Y lo peor?
Otra estrella de rock.
¿Qué es lo que les falta a las estrellas de rock?
Tendría que existir el Día de la Estrella de Rock. Un día en donde todo el mundo pudiera comportarse como una estrella.
¿Se puede ser estrella de rock sin tomar drogas ni beber alcohol?
Se debería poder, pero yo no conozco a nadie así (risas).
“Room service” Sergio Marchi. Edit. Planeta.2014

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Algún día vas a ver al cretino gritar