viernes, 17 de enero de 2020

Una casa con tres personas en una mesa

“Entrabamos en crisis periódicamente y teníamos pequeñas separaciones. Yo me recluía en la casa de una tía que vivía sobre la calle Maipú, frente al departamento en que vivía Borges, hasta que Charly tocaba el timbre. Hacíamos el amor, nos reconciliábamos y volvíamos a Cucha Cucha. En aquellos días solíamos ir a los recitales de nuestros amigos. Un día, cuando se apagaron las luces y el show estaba por comenzar, nos dimos un re beso. Charly me miró a los ojos.
- Siempre te voy a querer - me dijo.
Esa frase podía interpretarse de muchas maneras. Pero había una cosa que estaba clara: una parte de nosotros se resistía a la separación: aun cuando la entrada de esas mujeres me hacia sentir insegura y todo empezaba a desmoronarse. Sui Generis preparaba su despedida, Charly se transformaba en una estrella y yo, en medio de ese torbellino, visitaba al psicoanalista Isaac Lerer.
- Acá viene gente con problemas y cosas por resolver - me explicó - pero vos estás clínicamente deprimida.
Ví los conciertos del Adiós Sui Generis desde la primera fila del Luna Park, sentada junto a mis padres. Ellos pensaban que Charly era un genio.
Como Diana Lía, Charly también estaba de blanco, tocado con una galera y su célebre barba de dos colores. Merced al Hada Patricia, nuestra vestuarista improvisada, los dos parecían celebrar un casorio pagano y secreto. Yo vestía de negro y Nito llevaba una simple remera. hay una foto bastante conocida, en los camarines del Luna donde aparecemos Charly, Nito, Diana Lia y yo. También está Liliana Lagardé, siempre activa y aplaudiendo. A la distancia, mi expresion de incomodidad me resulta inocultable.
Una vez que terminó el show nos fuimos caminando solos desde el Luna Park hasta Callao. Apareció Diana Lía, cenamos en el centro y nos encontramos con León y Alicia. En el final de la noche, Charly, Diana Lía y yo nos fuimos juntos a Cucha Cucha. Aunque nunca lo dijo abiertamente, la idea fija de Charly era acostarse con las dos. De repente me dí cuenta de lo que pasaba y mi reacción fue tomarla de la mano y llevarla hasta el ascensor, cerrarle la puerta para que bajara y se fuera. Después volví al departamento y sin mediar palabra nos acostamos. Apagamos la luz y nos dormimos.”
Maria Rosa Yorio
“Asesínenme. Rock y feminismo en los años 70’”. Maria Rosa Yorio. Planeta. 2019

1 comentario:

Algún día vas a ver al cretino gritar