viernes, 14 de septiembre de 2018

Solo un poquito no mas

“Mi vieja tenia unas primas que eran mas jóvenes que ellas. Como eran solamente un poco mayores que yo, yo les decía “mis primas”. Te estoy hablando de los 70’s. A principio de los 80’s dos de ellas, Laura y Maricel vivieron el renacer del rock argentino que llegó después de la dictadura. Mis primas trabajaban para Charly Garcia. La primera vez que escuche un disco de Charly, en realidad yo estaba escuchando el disco del jefe de mis primas. Yo tendría 10, 12 años. En realidad no era un disco, era un TDK que me había regalado Maricel en la Navidad del 82’. Habia canciones de las 3 bandas que había liderado Charly hasta entonces y unas poquísimas canciones de su primer disco solista, que todavia no había aparecido.
“Esta es la música que hace Carlitos”- me dijo Laura. Mis primas le decían “Carlitos” y hablaban de él como cualquier persona normal habla de un jefe indomable. Me contaban que era insoportable, que se olvidaba todo, que ellas a veces tenían que pagar sueldos, limpiar habitaciones, despertarlo para un recital. Pero al mismo tiempo eran fanáticas de esa música y de ese tiempo histórico del que a mi me contaban unos pedacitos. Mis primas padecían al jefe, se agobiaban con el hombre, pero adoraban al músico.
Ese casette TDK, lleno de canciones de Charly, me dinamitó la cabeza a los 12 años. Fui devorador de esa música como casi cualquier adolescente argentino de ese tiempo. Lo único diferente fue la existencia de mis primas, que una vez al mes me ponían al corriente de datos escritos que solamente conocía el entorno. Que “Charly se burlaba de Pedro Aznar porque tomaba leche”, que “con Spinetta había una guerra de egos”, que “casi siempre estaba peleado con su madre y con su hermana”. Esa clase de pelotudeces me contaban.
Cuando ya era mas grandecito y mis viejos me dejaban ir solo a Buenos Aires, mis primas me conseguían entradas para conciertos. Ahí las pude ver en acción. Ellas estaban siempre del otro lado de las vallas, con los músicos, con carpetas, con los cables, con auriculares. Nunca supe exactamente que eran ni que hacían, pero en el circulo musical de entonces todo el mundo las llamaban “Las Lopez”.
Una tarde llegue a casa de mis primas y había una señora tomando mate con ellas. “es Carmen”, me dijo Maricel, la mama de Carlitos. Y ahí estaba la madre de Charly, hablando pestes de su hijo mientras mis primas la consolaban. Yo no recuerdo en que año fue esto, pero no fue mucho antes de que Maricel se enfermara muy gravemente.
Una tarde Laura me llamó por teléfono y me dijo que su hermana Maricel tenia una enfermedad gravísima y que solamente podía salvarla una operación en Norteamérica. estaban empezando a juntar plata y necesitaban manos amigas. Fui a su casa, estaba llena de gente. Charly y muchos otros músicos habían organizado un recital en Palladium. Toda la recaudación iría para la operación de Maricel. No cobraba nadie. Ni los músicos, ni los sonidistas, ni el alquiler de la sala. Nadie. Nosotros estábamos ahí para llevar las gacetillas a las radios. Por supuesto también estuvimos ahí el 7 de julio del 89’ para disfrutar de uno de los conciertos mas íntimos de finales de la década.
La recaudación alcanzó para el viaje y la operación de Maricel. Mi prima voló a Houston dos meses mas tarde, ya cuando se le acababa el tiempo. Esa operación le dió algunos años de sobrevida”.
Hernan Casciari
“Perros de la Calle”. Radio Metro.

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Algún día vas a ver al cretino gritar